Aunque el mundo de las inversiones puede parecer complejo, también puede ser la puerta hacia nuestra libertad financiera. Y, generalmente, una de las dudas más frecuentes que plantea es la siguiente: ETF vs fondo indexado, ¿qué me conviene más? ¿Cuáles son las diferencias entre ETFs y fondos indexados? ¿Cuál ofrece mayores ventajas fiscales? ¿Y si los combino?
En la actualidad, tenemos tantas formas de hacer crecer nuestro capital que este tipo de decisiones no resultan nada sencillas. Tanto los ETFs como los fondos indexados son inversiones muy interesantes, especialmente para quienes buscan una inversión diversificada, con costes bajos y una gestión sencilla. Sin embargo, cada uno de ellos tiene sus matices.
A continuación, te explicamos qué son, cuál es su funcionamiento, cuáles son las principales diferencias entre los ETFs y los fondos indexados. Y por supuesto, hablaremos de diversificación, rentabilidad, fiscalidad, comisiones, operativa de compra y venta.
¿Qué son los ETFs?
En esencia, los ETFs (Exchange Traded Funds) son fondos de inversión que cotizan en bolsa, de la misma manera que si fueran participaciones en acciones. Esto significa que podemos realizar operaciones compra y venta de ETFs en cualquier momento a lo largo de la jornada bursátil, variando su valor en función de la oferta y la demanda.
Generalmente, un ETF suele replicar el comportamiento de un índice concreto, como el S&P 500, el Euro Stoxx 50, o incluso marcadores sectoriales (por ejemplo, de tecnología o energías renovables). Lo interesante es que, con una sola compra, podemos invertir en una cesta de activos que replica el funcionamiento de todo ese índice.
Por ejemplo, si compras un ETF del S&P 500, automáticamente estarás invirtiendo en 500 de las empresas más grandes de EE. UU., desde Apple hasta Johnson & Johnson.
¿Qué son los fondos indexados?
También conocidos como fondos índice, los fondos indexados, son productos de inversión colectiva que, al igual que los ETFs, tienen como objetivo replicar un índice bursátil. Sin embargo, a diferencia de estos, no cotizan en tiempo real, por lo que las operaciones de compra y venta se realizan una vez al día, al precio que tenga el fondo al cierre.
Aunque puede parecer una desventaja, realmente puede ser una virtud para muchos inversores a largo plazo, que no quieren estar pendientes. Además, los fondos indexados permiten realizar aportaciones periódicas automatizadas, lo que resulta muy interesante para aquellos que siguen un plan de inversión sistemático, como el Dollar Cost Averaging.
Diferencias entre los ETFs y los fondos indexados
Aunque ETFs y fondos indexados comparten ciertas similitudes, como replicar un índice de mercado de forma pasiva, también presentan diferencias importantes en su funcionamiento, sus costes y su fiscalidad. Con lo cual, es importante conocer bien todos sus matices para poder elegir la opción que mejor se ajuste a nuestras preferencias y objetivos financieros.
Modalidad de compra y venta
ETF: se negocia en bolsa en tiempo real, del mismo modo que las acciones. Puedes comprar o vender en cualquier momento durante el horario de apertura. El precio va variando cada segundo en función de la oferta y la demanda, lo que permite reaccionar rápidamente a eventos del mercado, pero también puede favorecer la impulsividad.
Fondo indexado: solamente se puede comprar o vender una vez al día. La orden se ejecuta al valor liquidativo (VL) calculado al cierre del mercado. No permite fijar un precio exacto de entrada o salida, pero esta menor inmediatez también reduce los riesgos de tomar decisiones emocionales.
Comisiones y costes
ETF: otra de las principales diferencias entre ETFs y fondos indexados es que los primeros tienen comisiones de compra y venta por operación, que dependen del broker. Sin embargo, las comisiones de gestión anual son muy bajas, algunas desde el 0,05%.
Fondo indexado: suelen tener una comisión de gestión algo más elevada (de entre el 0,20% y el 0,40%). Aunque muchas las eliminan, algunas entidades aplican comisiones por suscripción o reembolso. Ideales para aquellos que realizan aportaciones periódicas y no suelen hacer muchas operaciones.
Fiscalidad
ETF: no permiten realizar traspasos entre productos sin tributar. Cada venta con beneficio genera una obligación fiscal, lo que puede restar eficiencia si cambiamos de estrategia a menudo.
Fondo indexado: permiten realizar traspasos entre fondos sin pagar impuestos, lo que puede suponer una gran ventaja para crear un plan a largo plazo y optimizar fiscalmente nuestra inversión.
Facilidad para operar
ETF: otra diferencia de los ETF es que necesitamos tener una cuenta en un broker que opere en el mercado donde cotiza el ETF. Algunos brokers cobran comisiones por custodia.
Fondo indexado: se contratan a través de gestoras o plataformas específicas (como Indexa, MyInvestor o Finizens). No todos están disponibles en brokers tradicionales, pero su contratación suele ser más sencilla para perfiles menos técnicos.
Fondos de inversión y gestión activa
Un fondo de inversión de gestión activa es aquel en el que un gestor (o un equipo de gestores) va tomando decisiones para seleccionar activos, ajustar posiciones y modificar la cartera con el objetivo de superar el rendimiento de un índice de referencia.
Sin embargo, en la práctica, los datos cuentan otra historia. Según el informe SPIVA Scorecard, más del 90% de los fondos de gestión activa no logran batir a su ratio de referencia a 20 años. Es decir, la gran mayoría de estos fondos rinden menos que simplemente replicar el mercado.
A lo que hay que sumar que los costes son significativamente más altos:
Comisiones anuales de gestión de entre el 1% y el 2% (frente al 0,1% o menos en fondos indexados).
Gastos de compraventa más frecuentes, que también restan rentabilidad.
Mayor riesgo de sesgo humano, ya que las decisiones dependen del criterio del gestor.
Menor transparencia, pues los movimientos de la cartera no siempre son públicos en tiempo real.
Por todo ello, muchas personas están migrando hacia ETF y fondos indexados. Y es que la gestión pasiva busca replicar el rendimiento del mercado con mínimos costes y sin depender de predicciones humanas, lo que al largo plazo se traduce en mejores resultados para la mayoría de los inversores.
Fondo de inversión y diversificación
Tanto los ETF como los fondos indexados son herramientas diseñadas para diversificar y reducir los riesgos de la inversión. De esta forma, en lugar de depender de la rentabilidad de una única empresa o sector, estaremos repartiendo nuestro capital entre decenas, cientos o incluso miles de activos.
No apostamos a una única acción, sino a una cesta de valores más amplia.
Si una empresa cae, el resto de la composición del índice pueden compensar esa pérdida.
Es una forma sencilla de acceder a otros países o sectores específicos sin tener que comprar participaciones individuales.
Permite una exposición internacional por un bajo coste y una mínima gestión activa.
Es ideal para aquellos que buscan una menor volatilidad y un crecimiento a largo plazo.
Además, la diversificación mediante fondos indexados o ETF tiene ventajas prácticas:
Menos comisiones que si compras cada acción por separado.
Operativa simplificada: en lugar de realizar 50 compras, haces solamente una.
Facilidad de acceso con poco capital: por ejemplo, con solo 1.000 € puedes invertir en un fondo indexado que replica el MSCI World, accediendo a más de 1.500 empresas de todo el planeta.
Ventajas y desventajas de invertir en ETF
En los últimos años, los ETF (fondos cotizados en bolsa) han ido ganando cada vez mayor popularidad debido a su flexibilidad, bajo coste y facilidad de acceso, combinando lo mejor de ambos productos: la diversificación de los fondos de inversión y la agilidad de las acciones. Sin embargo, como cualquier producto financiero, también presentan ciertos inconvenientes que debemos tener en cuenta antes de invertir. A continuación, detallamos sus principales pros y contras.
Ventajas
Liquidez total: los ETF cotizan en bolsa, por lo que podemos comprarlos y venderlos en tiempo real durante el horario del mercado, del mismo modo que las acciones. Gracias a ello, podemos tener controladas en todo momento nuestras posiciones.
Comisiones muy bajas: al ser fondos que replican un índice, no requieren de una gestión activa costosa, lo que se traduce en gastos corrientes anuales muy reducidos, en algunos casos por debajo del 0,1%.
Acceso a mercados globales y sectores específicos: existen ETFs que replican índices de todo el mundo, sectores concretos (como tecnología, salud, energías renovables) o tipos de activos (renta fija, materias primas, oro, etc.), permitiendo diversificar fácilmente nuestra cartera.
Transparencia y facilidad de seguimiento: al replicar un índice conocido, sabemos exactamente en qué estamos invirtiendo. Además, podemos estar al tanto de su comportamiento en tiempo real, como si fuera una acción.
Ideales para inversores activos: su cotización en tiempo real los hace perfectos para quienes siguen de cerca los mercados y quieren aprovechar los movimientos a corto plazo.
Inconvenientes
Tributación inmediata al vender: al contrario que los fondos tradicionales, los ETFs no permiten el traspaso fiscal entre productos. Si vendemos, tenemos que tributar por los beneficios.
Necesidad de un broker: para operar con ETFs, necesitamos tener una cuenta de valores. Algunos brokers cobran comisiones de custodia o por operación.
No permiten aportaciones automáticas: como en muchos fondos tradicionales, no podemos programar compras periódicas, lo que dificulta la automatización de la inversión.
Riesgo de operar por impulso: al cotizar en tiempo real, algunas personas pueden sentirse tentados de comprar o vender basándose en sus emociones, lo que, a la larga, puede resultar perjudicial para la estrategia.
Ventajas y desventajas de invertir en fondos indexados
Los fondos indexados se han convertido en una de las herramientas preferidas para aquellos que quieren invertir a largo plazo de manera diversificada y sin muchas complicaciones. Al igual que los ETFs, replican un índice de mercado, pero su operativa y sus características los hacen más adecuados para principiantes o para perfiles más tranquilos.
Ventajas
Traspaso fiscal entre fondos sin tributar: en España, es posible cambiar de un fondo indexado a otro sin pagar impuestos por las ganancias, por lo que podemos ajustar nuestra cartera sin penalizaciones fiscales.
Posibilidad de aportaciones periódicas automáticas: podemos programar compras mensuales o trimestrales de forma automática, lo que, a largo plazo, facilita el ahorro constante.
Ideal para planes de largo plazo: su estructura y operativa favorecen la gestión pasiva. Al replicar índices globales, podemos aprovechar el crecimiento sostenido de los mercados sin necesidad de estar tomando decisiones constantemente.
Menor riesgo de operar emocionalmente: al no cotizar en tiempo real, es menos probable que los inversores reaccionen de manera impulsiva a las fluctuaciones del mercado, ayudándonos a mantener nuestra estrategia intacta en momentos de volatilidad.
Inconvenientes
Solo se compran o venden al final del día: no podemos operar al instante. Las órdenes se ejecutan al valor liquidativo del cierre, por lo que ofrecen menos flexibilidad que los ETFs.
Menor variedad disponible: aunque cada vez hay más oferta, sigue siendo más limitada en comparación con el abanico de ETFs existentes.
Importes mínimos de inversión: algunas gestoras exigen un mínimo inicial (por ejemplo, 500 € o 1.000 €), lo que puede suponer una barrera para los pequeños ahorradores.
Comisiones ligeramente superiores a los ETFs: aunque siguen siendo muy bajas en comparación con los fondos activos, algunos fondos indexados tienen costes más elevados que sus equivalentes en ETF.
Entonces, ¿cuál es la mejor opción?
La mejor opción depende de tu perfil, de tus objetivos y de tu horizonte temporal. No obstante, a continuación te dejamos una conclusión rápida:
- Si quieres operar con flexibilidad, seguir el mercado de cerca y tienes algo de experiencia previa, los ETFs pueden ser una buena opción para ti
- Si prefieres la automatización, el largo plazo, una fiscalidad más amable y no estar pendiente del mercado constantemente, los fondos indexados encajan mejor con tu perfil.
Eso sí, también puedes optar por una inversión mixta: crear una cartera diversificada que combine ambos tipos de activos y aprovechar lo mejor de cada producto.
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