¿Te has preguntado alguna vez cuánto dinero necesitarás realmente para vivir cómodamente durante tu jubilación? ¿Estás seguro de que la pensión pública te permitirá seguir manteniendo tu estilo de vida?
Hoy en día, vivimos más tiempo que hace tan sólo unas décadas. Sin embargo, ese aumento en la esperanza de vida no siempre viene acompañado de una buena planificación financiera.
La realidad es que depender exclusivamente del sistema público de pensiones resulta muy arriesgado, ya que no podemos tener plena garantía de que la recibiremos, y aún recibiéndola, no podemos saber cuál será la cantidad que nos corresponderá. Por eso, cuanto antes empecemos a generar un fondo de ahorro, menos esfuerzo tendremos que realizar más adelante.
En este sentido, unas de las fórmulas que más adeptos han ido ganando en los últimos años son los planes de pensiones privados. A continuación, te explicamos cómo funcionan y qué rentabilidad podemos llegar a obtener.
La esperanza de vida y su impacto en la jubilación
Los avances en medicina y la adopción de hábitos más saludables a lo largo del último siglo han hecho que la edad media en muchos países no haya dejado de aumentar. En España, la esperanza de vida ya supera los 83 años y países como Japón o Suiza ya se acercan a los 85.
Esto significa que, si nos jubilamos a los 65, podríamos necesitar ingresos durante al menos 20 años, y en algunos casos incluso más. Ejerciendo una gran presión sobre el sistema de pensiones públicas, que no fue diseñado para cubrir una vida tan larga tras la jubilación. Además, con una pirámide poblacional cada vez más envejecida y una tasa de natalidad baja, el modelo actual resulta cada vez más insostenible.
Por eso, es muy importante que empecemos a plantearnos nuevos sistemas alternativos para sostener nuestro nivel de vida durante la jubilación, como los planes de pensiones privados o la inversión en activos que generen ingresos a futuro. Y es que no se trata solo de vivir más, sino de vivir mejor.
¿Por qué es importante ahorrar para la jubilación?
Muchas personas confían ciegamente en que la pensión pública cubrirá sus necesidades durante la jubilación, pero esa seguridad puede ser engañosa. En la mayoría de países europeos, las pensiones representan entre el 60% y el 80% del salario de los últimos años, lo que puede resultar insuficiente si queremos seguir manteniendo nuestro nivel de vida.
Además, uno de los errores más comunes es creer que nuestros gastos se reducirán considerablemente después de nuestro retiro. Es cierto que algunas partidas como el transporte diario o la educación de los hijos desaparecen, pero otras como los cuidados médicos, el ocio o los viajes pueden aumentar.
Contar con ahorros nos proporciona libertad, nos da la posibilidad de elegir cómo y dónde vivir nuestros años dorados. Si queremos viajar, ayudar a nuestros hijos o nietos, disfrutar de nuestras aficiones o emprender un nuevo proyecto, necesitaremos un colchón económico.
Además, comenzar a ahorrar cuanto antes nos permite disfrutar del efecto del interés compuesto. Incluso pequeñas aportaciones mensuales pueden convertirse en una cantidad importante con el tiempo. Por ejemplo, si invertimos 100 € al mes durante 30 años con una rentabilidad media del 6%, al llegar a nuestro retiro, habremos acumulado más de 100.000 €.
¿Cómo funcionan los planes de pensiones para la jubilación?
Los planes de pensiones para la jubilación son instrumentos financieros pensados para hacer crecer nuestros ahorros de cara al futuro, de manera que podamos complementar la pensión pública. Su funcionamiento se basa en realizar aportaciones periódicas que se vayan invirtiendo en diferentes activos (acciones, bonos, cuentas de renta fija, etc.) con el objetivo de generar rentabilidad.
Tipos de pensiones para la jubilación
En la actualidad, podemos encontrar diferentes tipos de planes según el perfil del inversor y su tolerancia al riesgo:
Cuentas a tipo fijo
Las cuentas a tipo fijo son productos de inversión pensados para perfiles conservadores, ya que son menos volátiles que otros activos como las acciones y no entrañan grandes riesgos. Invierten mayoritariamente en bonos emitidos por gobiernos (como el Tesoro Público) o por empresas privadas con alta calificación crediticia. Bonos que, además de devolver el capital al vencimiento, permiten obtener intereses adicionales con cierta previsibilidad en los rendimientos.
Gracias a ello, podemos preservar el capital, lo que los convierte en una opción muy interesante para personas que se encuentran cerca de la jubilación o que no quieren experimentar grandes fluctuaciones en sus inversiones. Sin embargo, la rentabilidad suele ser más baja que con las acciones u otro tipo de activos. Además, en contextos en los que las tasas de interés son más bajas, los beneficios pueden ser mínimos, e incluso negativos tras descontar las comisiones y la inflación.
Por este motivo, normalmente suelen usarse como base de una cartera diversificada o como complemento a otras inversiones más volátiles.
Planes mixtos
Los planes mixtos combinan en su cartera activos de renta fija y renta variable, en proporciones que pueden ir variando en función del nivel de riesgo del producto. De esta forma, podemos lograr el equilibrio entre estabilidad y crecimiento.
En renta variable, el porcentaje de inversión suele oscilar entre el 10% y el 70%, permitiendo aprovechar las oportunidades de crecimiento del mercado de acciones sin renunciar del todo a la seguridad del tipo fijo.
Una de las principales ventajas de los planes mixtos es su versatilidad. Siendo adecuados tanto para aquellas personas que están construyendo un fondo de ahorro a largo plazo como para aquellos, ya próximos a la jubilación, que quieren seguir obteniendo rentabilidad del mercado, pero sin asumir grandes riesgos. Además, ofrecen una mayor diversificación interna, ayudando a reducir la volatilidad global del plan.
Planes de renta variable
Los planes de renta variable invierten la mayor parte de su cartera en acciones de empresas, tanto nacionales como internacionales. Su principal ventaja es el alto potencial de rentabilidad con el tiempo, ya que, históricamente, las bolsas han superado a otros tipos de activos en términos de crecimiento acumulado.
No obstante, ese potencial va acompañado de una mayor volatilidad. A corto plazo, el valor del fondo puede fluctuar considerablemente tanto por los movimientos del mercado bursátil como por la situación económica o los factores geopolíticos. Por eso, estos planes suelen estar especialmente indicados para inversores con un horizonte temporal largo (10 años o más) y capacidad para tolerar altibajos.
Eso sí, aunque con el tiempo pueden generar grandes beneficios, este tipo de inversiones requieren disciplina y una buena planificación.
Por lo general, son recomendables para personas más jóvenes, en etapas iniciales del ahorro para la jubilación, ya que pueden absorber mejor los ciclos negativos del mercado y beneficiarse de las fases alcistas a lo largo del tiempo. Además, si se van realizando aportaciones periódicas, es posible aplicar estrategias como el promedio de coste para reducir el impacto de las fluctuaciones.
Fiscalidad
Una de las ventajas más destacadas de los planes de pensiones para la jubilación es su tratamiento fiscal. En España, las aportaciones reducen la base imponible del IRPF, con un límite de hasta 1.500 € anuales (o 8.500 € si se realizan aportaciones empresariales). Sin embargo, en el momento del rescate, el dinero tributa como rendimiento del trabajo.
Disponibilidad del capital
El dinero solo puede recuperarse en situaciones concretas: jubilación, invalidez, fallecimiento, enfermedad grave o desempleo de larga duración.
Inversión y gestión de patrimonio
Aunque el ahorro es importante, dejar el dinero parado en una cuenta corriente implica perder poder adquisitivo debido a la inflación. Sin embargo, para crear una cartera sólida, alineada con nuestros objetivos y tolerancia al riesgo, debemos planificar y diversificar.
¿Qué incluir en una buena cartera para la jubilación?
Para disfrutar de un buen retiro, nuestra cartera para la jubilación debería incluir:
- Bonos: como instrumento de renta a tipo fijo, ofrecen seguridad y rentas periódicas.
- Acciones: aunque suelen ser más arriesgadas, son ideales para obtener un crecimiento gradual.
- ETFs: fondos cotizados que permiten diversificar y cuyos gastos son muy bajos.
- Depósitos de inversión: gestionados por expertos. Pueden adaptarse a distintos perfiles.
- Oro u otros activos refugio: para protegernos frente a la volatilidad del mercado.
Lo ideal es ir adaptando nuestra cartera en función de nuestra edad: más renta variable en etapas jóvenes y más renta a tipo fijo y activos defensivos a medida que se acerca la jubilación.
Pero también debemos valorar el horizonte temporal, la cantidad disponible, la rentabilidad y los gastos que conlleva cada tipo de activo.
La renta a tipo fijo y su papel en la jubilación
La renta a tipo fijo debe jugar un papel fundamental en la planificación financiera para nuestro retiro. Consisten en prestar dinero a una entidad (pública o privada) a cambio de recibir intereses periódicos y devolver el capital al vencimiento. Ejemplos: bonos del Estado, obligaciones corporativas, letras del Tesoro, etc.
Aunque no ofrece beneficios tan elevados como las acciones, su estabilidad y su previsibilidad la convierten en un pilar básico para quienes no quieren correr grandes riesgos.
Estabilidad
La estabilidad es uno de los principales beneficios de las inversiones conservadoras, como las cuentas a tipo fijo. Ideales para aquellos que quieren mayor estabilidad y mantener protegido su capital. Ofrecen una rentabilidad más predecible y menos susceptible a las fluctuaciones del mercado. Por ejemplo, personas que se encuentran cerca de la jubilación o que tienen un perfil de inversión más conservador.
Ingresos regulares
Las inversiones a tipo fijo o productos similares permiten generar ingresos de manera periódica mediante los cupones de interés de los bonos o los rendimientos de las cuentas remuneradas. Especialmente útil para personas que quieren contar con dinero para hacer frente a ciertos gastos, como el pago de la hipoteca, la educación de sus hijos o, incluso, los gastos de jubilación.
Menor volatilidad
Otra de las principales ventajas de las inversiones de bajo riesgo es que presentan menor volatilidad que las de renta variable. Con lo cual, los precios de los activos en los que invierten son menos propensos a las fluctuaciones bruscas.
Esta menor volatilidad reduce el impacto negativo de las crisis económicas o recesiones, lo que es especialmente beneficioso para aquellas personas que no quieren que su capital baje en momentos de incertidumbre.
¿Cómo complementar la pensión pública durante la jubilación?
No todos los instrumentos financieros son adecuados para todas las personas. La elección dependerá de nuestros objetivos, nuestro nivel de riesgo y nuestro horizonte temporal.
Debido a los beneficios fiscales que ofrecen, los planes de pensiones se han convertido en uno de los productos más populares para ahorrar para la jubilación. Las aportaciones realizadas pueden deducirse de la base imponible del IRPF, permitiendo reducir el importe a pagar en la declaración de la renta. Por ejemplo, en España, el límite de aportación anual con derecho a deducción es de 1.500 € o hasta 8.500 € si se realiza una aportación conjunta con un plan de empresa.
No obstante, presentan un inconveniente importante: su falta de liquidez. Salvo en casos excepcionales como desempleo de larga duración, una enfermedad grave o la invalidez, no es posible disponer del dinero hasta el momento de la jubilación.
Además, aunque el dinero esté exento de impuestos mientras permanece en el plan, en el momento de retirarlo tributa como rendimiento del trabajo, pudiendo aumentar considerablemente la carga fiscal si se retira en forma de capital.
Planes de previsión asegurados (PPA)
Los Planes de Previsión Asegurados (PPA) comparten con los planes de pensiones las ventajas fiscales y las condiciones de rescate, con la diferencia de que su rentabilidad está garantizada. Esto quiere decir que la cantidad aportada no está sujeta a las fluctuaciones del mercado, evitando así el riesgo de pérdidas.
Ideal para perfiles más conservadores, especialmente cuando nos acercamos a la edad de jubilación y queremos preservar el capital acumulado.
Generalmente, el dinero se invierte normalmente en activos a tipo fija o garantizados. Con lo cual, aunque la rentabilidad puede ser menor, proporciona una mayor seguridad. Eso sí, hay que tener en cuenta que solo permiten recuperar el dinero en condiciones muy específicas y que tributan como rendimiento del trabajo a la hora del cobro.
PIAS (Planes Individuales de Ahorro Sistemático)
Los PIAS son productos de ahorro a largo plazo que ofrecen una gran flexibilidad y ventajas fiscales. Permiten realizar aportaciones periódicas con un límite anual de 8.000 € y un máximo acumulado de 240.000 €. A diferencia de los planes de pensiones o PPA, los PIAS permiten rescatar el dinero en cualquier momento, aunque el beneficio fiscal sólo se aplica si se mantiene el fondo durante más de cinco años.
Además, si la cantidad acumulada se utiliza para constituir una renta vitalicia, la mayor parte de los rendimientos generados se encuentran exentos de tributación, lo que los convierte en una herramienta muy eficiente para complementar la pensión pública. Además, son más flexibles que otros productos, lo que nos permite adaptarlos mejor a nuestras circunstancias personales.
Fondos de inversión
Los fondos de inversión nos permiten acceder a una cartera diversificada gestionada por profesionales, con la posibilidad de invertir en renta fija, renta variable, mixtos o incluso sectores específicos y mercados globales, por lo que son una opción muy interesante tanto para personas más conservadoras como para aquellas con mayor tolerancia al riesgo.
Otra de sus grandes ventajas es la fiscalidad en España. Al traspasar el capital entre fondos, no se tributa hasta que el dinero es reembolsado, lo que permite aplicar estrategias de rotación o cambio de perfil sin penalización fiscal.
Los fondos no garantizan beneficios ni la protección del capital, por lo que es importante conocer muy bien el perfil de riesgo antes de invertir. Con lo cual, aunque a largo plazo pueden ofrecer mejores resultados que los productos garantizados, también son más volátiles.
Cuentas remuneradas y depósitos a plazo
Aunque su rendimiento no es tan elevado, las cuentas remuneradas y los depósitos a plazo siguen siendo una opción muy interesante para aumentar nuestros ahorros de cara a la jubilación, especialmente para el corto plazo o como parte de nuestra estrategia de diversificación de activos.
Las cuentas remuneradas nos permiten disponer del dinero en cualquier momento, ofreciendo una pequeña tasa de interés por mantener el saldo. En cambio, los depósitos a plazo fijo exigen mantener el dinero durante un periodo determinado (normalmente entre 6 y 24 meses), a cambio de una ganancia fija.
Es cierto que no están pensados como vehículo principal de ahorro para la jubilación, pero sí pueden ser útiles como fondo de liquidez para imprevistos o para preservar parte del capital sin asumir grandes riesgos.
Inversión inmobiliaria
Tradicionalmente, la inversión inmobiliaria ha sido una de las preferidas entre los ahorradores que invierten para su jubilación. Comprar una vivienda para alquilar permite obtener ingresos pasivos durante años e incluso complementar la pensión con una renta mensual estable. Además, es un activo tangible que puede revalorizarse con el tiempo.
Pero también existe la opción de realizar una hipoteca inversa o vender la vivienda habitual a cambio de una renta vitalicia, pudiendo transformar un activo inmobiliario en flujo de dinero sin perder el derecho a usarlo.
Eso sí, hay que recordar que la gestión de un inmueble requiere tiempo, implica gastos (mantenimiento, impuestos, seguros, etc.) y conlleva ciertos riesgos relacionados con el comportamiento del mercado inmobiliario, que puede fluctuar en función de la economía del país o de la zona geográfica.
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Así pues, si decides invertir para la jubilación disfrutarás de una vida más cómoda en el futuro, y cuanto antes empieces, mejor será el resultado. Lo importante es saber diversificar adecuadamente e ir revisando tu estrategia de manera periódica.
En este sentido, si buscas diversificar tus inversiones y obtener ingresos pasivos, en Mintos te ofrecemos la posibilidad de obtener beneficios muy interesantes a través de la inversión en créditos. Tú decides cuánto dinero inviertes, en qué tipo de préstamos y cómo repartir tu inversión para reducir el riesgo.
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- Flexibilidad: puedes empezar con pequeñas cantidades y controlar tu cartera en todo momento.
Es cierto que, al igual que cualquier tipo de inversión, también tiene sus riesgos, pero bien gestionada, puede ser una excelente manera de complementar tu jubilación.