¿Qué es un ETF? Guía completa para entender los fondos cotizados

¿Estás buscando una manera de invertir tu dinero sin pagar altas comisiones y manteniendo cierto control sobre tu inversión? Entonces, los fondos cotizados en bolsa o ETFs (Exchange Traded Funds) pueden ser una excelente elección.

Pero, ¿qué es un ETF realmente? ¿En qué se diferencia de un fondo de inversión tradicional? A continuación, te explicamos qué son los ETFs, cómo funcionan y cuáles son sus ventajas e inconvenientes, de manera que puedas saber si son adecuados o no para ti. Nos hemos propuesto que este artículo sea la referencia definitiva sobre ETFs en español. 

¿Qué son los fondos de inversión?

Un fondo de inversión es un vehículo colectivo en el que muchos inversores aportan su dinero para que sea administrado por un gestor experto, que se encarga de invertirlo teniendo en cuenta factores como la rentabilidad, el riesgo, el sector económico o cualquier otro enfoque.

Los fondos permiten acceder a diferentes clases de activos que sería muy complicado de manejar de manera individual. Desde acciones de multinacionales hasta bonos de gobiernos, pasando por materias primas o productos derivados. Lo interesante es que, con una única inversión, podemos contar con una cartera diversificada sin necesidad de tener grandes conocimientos en el mundo de las finanzas.

¿El inconveniente? Los gastos. En los fondos de inversión convencionales, el gestor suele establecer unas comisiones más elevadas y no siempre logran superar al índice que toman como referencia. Aquí es donde entran en escena los ETFs.

Características de un fondo cotizado

Un ETF (Exchange Traded Fund) combina lo mejor de los dos mundos: la diversificación de los fondos tradicionales y la liquidez de las acciones. Pero, ¿qué lo hace diferente a otras alternativas de inversión?

  • Cotiza en bolsa de valores como cualquier acción: esto significa que podemos comprar o vender participaciones de un ETFs mientras los mercados estén abiertos, al precio marcado en cada momento. A diferencia de los fondos tradicionales, cuya operativa se realiza una vez al día, el ETF permite mayor flexibilidad para reaccionar ante los posibles cambios en el mercado.

  • Réplica de un índice: la mayoría de los ETFs son de gestión pasiva. No tratan de superar al mercado, sino de replicarlo. Por ejemplo, si el índice que sigue el ETF sube un 3%, el ETF se comportará igual que las acciones (descontando los pequeños gastos de gestión).

  • Diversificación automática: invertir en un solo ETF nos permite acceder a una cartera formada por decenas, cientos o incluso miles de participaciones, reduciendo los riesgos de invertir en activos individuales.

  • Bajos costes: al no requerir una gestión activa, las comisiones y los precios de mantenimiento suelen ser más bajos, lo que resulta beneficioso para el inversor a largo plazo.

  • Transparencia: la composición del ETF es pública y se actualiza prácticamente en tiempo real, por lo que siempre podremos saber exactamente dónde estamos invirtiendo.

  • Accesibilidad: podemos empezar con una pequeña cantidad, como 50 o 100 euros, lo que lo hace ideal para pequeños ahorradores o para aquellos que quieren iniciarse en el mundo de las inversiones.

Orígenes y evolución de los ETF

El primer ETF apareció en Canadá en 1990, con el nombre Toronto Index Participation Fund, diseñado para seguir el índice bursátil local. Sin embargo, el gran impulso llegó por parte de Estados Unidos en 1993, cuando se lanzó el SPDR S&P 500 ETF (SPY), un producto que permitía a cualquier inversor replicar el comportamiento del índice S&P 500 con una simple operación bursátil. Desde entonces, este ETF se ha convertido en uno de los más negociados del mundo.

Así pues, a lo largo de los años, los ETFs han dejado de ser productos reservados para profesionales o grandes patrimonios. En la actualidad, existen más de 8.000 ETFs a nivel global, que abarcan desde índices tradicionales hasta estrategias complejas o temáticas como energías renovables, inteligencia artificial o criptomonedas. Incluso existen ETFs que replican activos alternativos como la plata o el oro.

En España, su adopción fue inicialmente más lenta. Sin embargo, con el aumento de los brókers online y el aumento del interés por el mundo de las inversiones, los ETF han ido ganando cada vez más protagonismo entre los inversores particulares.

Ventajas de invertir en ETFs

Invertir en participaciones de ETFs puede ofrecer múltiples beneficios:

1. Flexibilidad total

A diferencia de los fondos tradicionales, que solo permiten operar una vez al día, los ETF cotizan en bolsa como cualquier acción. Esto quiere decir que podemos realizar la compra o la venta en tiempo real, durante toda la sesión bursátil y al precio que marque el mercado en ese momento. 

Gracias a ello, podemos disfrutar de una gran flexibilidad, pudiendo ajustar nuestra estrategia ante cualquier noticia o circunstancia que pueda afectar al valor de nuestras inversiones.

Por ejemplo, si el Banco Central Europeo anuncia una subida de tipos de interés más alta de lo esperado, en lugar de esperar hasta el final del día para saber si nuestros fondos se han visto afectados, podemos ajustar nuestra cartera en ese mismo momento, comprando o vendiendo el ETF en tiempo real. 

2. Costes reducidos

Muchos ETF cuentan con gastos de gestión anuales inferiores al 0,2%, lo que los hace mucho más baratos que los fondos gestionados activamente, que suelen cobrar comisiones de entre el 1% y el 2%. Una diferencia que, aunque puede parecer pequeña al principio, puede terminar siendo significativa a largo plazo.

Por ejemplo, si inviertes 10.000 € en un fondo activo, podrías terminar pagando unos 200 € al año en comisiones. En un ETF, esa cifra podría ser de solamente 20 €, permitiéndonos ahorrar una gran cantidad de dinero, especialmente si tenemos previsto mantener la inversión durante muchos años. Además, al ser productos de gestión pasiva, los ETF no requieren un gestor activo, por lo que los costes son bajos.

3. Diversificación instantánea

Una de las principales ventajas de los ETF es que permiten diversificar la cartera de forma instantánea. Al comprar un solo ETF, estaremos invirtiendo automáticamente en las 500 mayores empresas de EE. UU. Con lo cual, con una única transacción, podremos acceder a una amplia variedad de activos, reduciendo considerablemente los riesgos. Algo mucho más difícil de lograr si intentamos replicarlo por nuestra cuenta, ya que necesitarías comprar múltiples acciones de diferentes empresas.

4. Acceso global y temático

Los ETF nos permiten acceder a activos de diferentes sectores y regiones del mundo. Por ejemplo, existen fondos cotizados que replican el valor de índices de mercados emergentes, sectores como la tecnología, energías renovables, biotecnología e incluso tendencias emergentes como el metaverso o las criptomonedas. De esta forma, podemos crear una cartera personalizada basada en nuestros intereses, valores o expectativas del mercado sin tener que investigar o gestionar cientos de activos diferentes.

5. Transparencia y simplicidad

Otro de los mayores atractivos de los ETF es que son productos transparentes. La mayoría de los ETF van publicando a diario su composición, el valor total de la inversión y su evolución con respecto al índice de referencia. De esta forma, los inversores pueden tener un control más claro sobre los activos en los que están invirtiendo. Además, los ETF son productos fáciles de entender, sin sorpresas ni complicaciones, lo que los hace ideales tanto para inversores expertos como para aquellos que están empezando.

¿Cómo funcionan los Exchange Traded Funds?

Un ETF funciona como una cesta de activos que intenta replicar (de manera física o sintética) el valor de un índice de referencia. Un índice es un conjunto de valores que refleja el comportamiento de un mercado o sector concreto. Algunos ejemplos muy conocidos son:

  • IBEX 35: incluye las 35 principales empresas cotizadas de España.

  • S&P 500: agrupa las 500 mayores compañías de Estados Unidos.

  • MSCI World: representa a organismos de países desarrollados de todo el mundo.

Métodos de réplica

1. Réplica física: el ETF compra directamente los activos (acciones, bonos, etc.) que componen el índice. Esta réplica puede ser total (todos los valores del índice) o parcial (una muestra representativa).

2. Réplica sintética: en lugar de adquirir los activos reales, el ETF utiliza un derivado financiero (swap) que le permite replicar el rendimiento del índice.

Ambas estrategias ofrecen ventajas e inconvenientes. La réplica física suele ser más transparente, pero no siempre es la mejor opción para todos los mercados. La réplica sintética, aunque conlleva un riesgo de contrapartida, permite acceder a mercados difíciles de replicar directamente, como las materias primas, por ejemplo.

Además, el gestor del ETF se encarga de reajustar la cartera cuando el valor del índice cambia. De esta forma, los inversores pueden beneficiarse de la evolución del mercado sin tener que gestionar por sí mismos una cartera más compleja.

Inconvenientes de invertir en ETFs

Aunque los ETF son herramientas muy eficaces para diversificar y reducir costes, también tienen sus riesgos y limitaciones. 

1. Riesgo de mercado

Aunque un ETF replique un índice, hay que tener en cuenta que eso no nos protege de las caídas del mercado. Por ejemplo, en caso de que el índice baje un 5%, nuestro ETF también lo hará. Es cierto que la diversificación puede ayudarnos a suavizar este tipo de impactos, pero no elimina el riesgo sistémico. En una crisis global, todos los sectores pueden verse afectados al mismo tiempo.

2. Baja liquidez en algunos casos

No todos los ETF son igual de líquidos. Algunos tienen muy poco volumen de negociación diario, lo que puede provocar spreads elevados o dificultad para proceder a la venta sin perder dinero. Por eso es importante tener en cuenta el volumen y consultar la diferencia entre precio de compra y venta (spread) antes de operar. Por norma general, cuanto más de nicho es el ETF, menor suele ser su liquidez.

3. Comisiones ocultas

Aunque la comisión de gestión puede ser muy baja (0,1%-0,3%), también hay otros costes importantes. Por eso, siempre es aconsejable leer el documento KIID y comprobar el TER (precio total anual):

  • Comisión del bróker por comprar o vender.

  • Spreads de mercado si hay poca liquidez.

  • Costes internos de réplica en ETFs sintéticos (como los swaps).

4. Riesgos de productos complejos

Existen ETFs apalancados, inversos o ligados a materias primas que no están pensados para el largo plazo. No siempre se comportan como se espera y, algunos casos, incluso pueden llegar a aumentar las pérdidas rápidamente. Con lo cual, son productos recomendables solamente para inversores avanzados. No aptos para aquellos que buscan opciones más estables.

Preguntas frecuentes sobre los fondos cotizados

¿Cuánto dinero necesito para empezar a invertir en ETFs?

¡Muy poco! Dependiendo del bróker, puedes comenzar incluso con solo 50 o 100 euros. Además, algunos permiten comprar participaciones de ETFs, lo que hace que incluso los productos más caros se encuentren al alcance de pequeños inversores. Algo que ha contribuido enormemente a la popularización de los ETF entre jóvenes y personas que están empezando en el mundo de las inversiones

¿Dónde se compran los ETF?

Del mismo modo que las acciones, la compra se realiza a través de brókers que permiten operar en bolsa. Algunos de los más utilizados en nuestro país son DEGIRO, MyInvestor, Renta 4, SelfBank o Interactive Brokers. Además, la mayoría ofrece acceso a mercados internacionales, por lo que podrás elegir entre miles de ETFs de todo tipo.

¿Qué impuestos se pagan al invertir en ETFs?

Los ETF tributan como cualquier otro activo financiero:

  • Las plusvalías tributan entre el 19% y el 28%, dependiendo del beneficio.

  • A diferencia de los fondos de inversión nacionales, que permiten diferir impuestos, no es posible realizar traspasos entre ETFs sin pasar por Hacienda.

¿Es mejor un ETF que un fondo de inversión tradicional?

Depende de tu perfil. Los ETF ofrecen precios bajos, transparencia y operativa en tiempo real, pero no permiten traspasos fiscales. Los fondos tradicionales pueden tener ventajas fiscales y ofrecer gestión activa, aunque a un precio mayor.

¿Qué diferencia hay entre un ETF y una acción?

Una acción representa a un organismo concreto, mientras que un ETF representa diferentes clases de activos (acciones, bonos, etc.). Ambos cotizan en bolsa, pero el ETF aporta diversificación inmediata.

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En definitiva, a lo largo de los últimos años, los ETF han democratizado el acceso a la inversión global, permitiendo crear carteras diversificadas que ofrecen una excelente rentabilidad por un coste muy bajo, incluso con pequeñas inversiones. No obstante, como ocurre con todo en el mundo de las finanzas, no son una solución mágica, por lo que es muy importante entender bien su funcionamiento y los riesgos que entrañan antes de lanzarse.

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