Pasar de ser simples ahorradores a convertirnos en inversores puede cambiar por completo la manera en la que gestionamos nuestro patrimonio, cumplimos nuestros objetivos y, sobre todo, mejoramos nuestro futuro financiero. La cuestión es que, ya sea por miedo, por desconocimiento o por no contar con una estrategia clara, no siempre encontramos el momento.
La buena noticia es que, para empezar a invertir no es necesario ser un experto ni contar con una gran suma de dinero. Lo que sí exige es información clara, objetivos realistas y una estrategia bien pensada.
Para ello, a continuación te explicamos cuándo es realmente el mejor momento, cómo empezar a invertir, qué cantidad de dinero necesitas, cuáles son las estrategias de inversión más eficaces y cómo elegir las herramientas adecuadas.
¿Cuándo empezar a invertir?
La respuesta corta es: ayer. La segunda mejor opción: hoy. El tiempo es el mejor aliado de cualquier inversor, porque nos permite aprovechar la magia del interés compuesto.
Cuanto antes empieces, mejor protegido estará tu poder adquisitivo frente a la inflación. Imagina que dejas 10.000 € en el banco durante 10 años. Actualmente, la inflación promedio de la zona euro ronda el 2% anual. Al cabo de una década, esos 10.000 € habrán perdido casi un 20% de su precio real. En cambio, si hubieras invertido esa cantidad en un índice como el SP 500, podrías haber logrado una rentabilidad media anual de entre el 7% y el 10%.
Por eso, más importante que elegir el momento es definir tu estrategia y empezar a invertir cuanto antes. Obviamente, no se trata de lanzarse sin red. Asegúrate antes de tener un depósito de emergencia para que puedas protegerte ante cualquier imprevisto, como la típica avería del coche o una reparación inesperada en casa.
¿Por qué empezar a invertir?
La importancia de invertir no está relacionada únicamente con el hecho de ganar más dinero, sino de cumplir tus objetivos de vida: comprar una vivienda, financiar la universidad de tus hijos o garantizar una jubilación cómoda y sin sobresaltos.
Aprovechar el interés compuesto
Uno de los pilares fundamentales es el interés compuesto. Como decían algunos de los personajes más célebres de la historia, como Einstein, el interés compuesto es la fuerza más poderosa del universo financiero. ¿Por qué? Porque puede hacer que tus beneficios generen más beneficios, creando un efecto bola de nieve.
Por ejemplo, si inviertes 200 € al mes en un fondo indexado al S&P 500, con una rentabilidad media anual del 8%, en 30 años habrás aportado 72.000 €, pero el valor de la inversión podría superar los 280.000 €. Todo gracias a la posibilidad de reinvertir los beneficios año tras año.
Protege tu capital contra la inflación
Además, invertir protege nuestro capital como ahorradores frente a la pérdida de valor generada por la inflación. El dinero va perdiendo poder adquisitivo año tras año. Sin inversión, nuestros ahorros se devalúan y podemos comprar menos con la misma cantidad. Con una inversión bien estructurada, esos ahorros no solo se mantienen, sino que crecen y generan una rentabilidad que supera la inflación. De esta manera, tus ahorros siguen conservando y aumentando su precio con el paso del tiempo.
¿Con cuánto dinero se puede empezar a invertir?
La primera pregunta que muchas personas se hacen es: ¿cuánto dinero se necesita para empezar a invertir? Hoy en día, podemos convertirnos en inversores por cantidades muy pequeñas.
Gracias a los brókers online y a los productos colectivos, como los depósitos de inversión o los ETFs, podemos empezar con apenas 50 o 100 €.
No obstante, antes de invertir nuestros ahorros, es importante contar con un contingente de emergencia, siendo aconsejable tener al menos entre 3 y 6 meses de gastos fijos ahorrados. Si tus gastos mensuales son de 1.200 €, tus ahorros deberían ser de entre 3.600 y 7.200 €. Luego, puedes destinar una parte de tus ingresos a la inversión de forma regular.
¿Cuáles son las mejores formas de inversión?
Elegir dónde poner tu capital es tan importante como decidir cuándo empezar a invertir. A continuación te dejamos algunos de los productos más interesantes.
Fondos de inversión
Sin duda, son uno de los mejores activos para diversificar sin complicarnos demasiado. ¿Cómo funcionan? Un grupo de ahorradores pone su dinero en común para comprar diferentes activos: bonos, renta variable o fija, inmobiliario, etc. De esta forma, pueden repartir el riesgo.
Actualmente, podemos encontrar una gran variedad de opciones: indexados, de gestión activa, mixtos, socialmente responsables, sectoriales, etc. Algunos replican índices como el MSCI ACWI o el SP 500. Una opción ideal para tener acceso a miles de organizaciones de todo el mundo con un único producto.
Acciones de la bolsa
Se trata de comprar participaciones de una empresa. Es más arriesgado, pero también ofrece más potencial de rentabilidad. Ideal para aquellos que quieran gestionar directamente su cartera y que tengan tiempo para analizar el mercado.
ETFs
Los ETFs combinan lo mejor de los fondos y las acciones de la bolsa: diversificación, bajos costes y liquidez, ya que cotizan en bolsa como una acción normal.
Planes de pensiones
Es lógico que te preocupe tu jubilación. Los planes de pensiones privados permiten deducir aportaciones de la base imponible del IRPF, permitiendo disfrutar de un importante ahorro.
Productos de ahorro
Aunque su rentabilidad es más baja, los productos como depósitos o cuentas remuneradas son activos más seguros, por lo que pueden ser ideales para estrategias de bajo riesgo.
Alternativas innovadoras
En la actualidad, existen productos para todos los perfiles de inversor. Criptomonedas, crowdlending, inversiones inmobiliarias colectivas, etc. Eso sí, hay que tener en cuenta qye a mayor rentabilidad potencial, mayor es el riesgo.
Consejos para empezar a invertir
1. Define tus objetivos: no es lo mismo empezar a invertir para comprarse una moto el año que viene que para ahorrar de cara a la jubilación dentro de 30 años. Cada meta tiene un plazo y un nivel de riesgo recomendado. Cuanto más largo sea el horizonte temporal, mayor riesgo podremos asumir, pues tendremos tiempo para recuperarnos de las fluctuaciones del mercado. Por eso, lo primero es tener claro cuál es el objetivo de la inversión y ajustar nuestra estrategia en base a ello.
2. Analiza tu perfil de inversor: no todos tenemos la misma tolerancia al riesgo. ¿Te ponen nervioso las caídas de la bolsa? Entonces eres un inversor conservador y quizá prefieras productos más estables, aunque la rentabilidad sea más baja. ¿No te asustan los vaivenes del mercado y quieres obtener una rentabilidad mayor? Entonces puedes destinar una parte mayor a renta variable o a fondos indexados.
3. Ten un colchón sólido: nunca inviertas el dinero que puedas necesitar para una emergencia. Antes de empezar a invertir, asegúrate de tener un colchón de seguridad, preferiblemente de entre 3 y 6 meses de gastos básicos. De esta forma, podrás disfrutar de mayor tranquilidad y evitarás tener que vender inversiones en mal momento si surge cualquier imprevisto.
4. Diversifica tu cartera: no pongas todos los huevos en la misma cesta. Diversificar significa repartir tus ahorros entre distintos tipos de activos: fondos de inversión, bonos, inmuebles o productos de ahorro. De esta forma, reducimos riesgos y aumentamos nuestras posibilidades de obtener una rentabilidad estable.
5. No intentes predecir el mercado: ni los expertos aciertan siempre. Es prácticamente imposible anticipar qué hará la bolsa mañana o la próxima semana. Es más efectivo invertir de manera periódica y automática, por ejemplo, cada mes. De esta forma, aprovechamos tanto los momentos bajos como los altos del mercado.
6. Controla comisiones y fiscalidad: no te olvides de los costes. Revisa las comisiones de gestión y los posibles impuestos. A veces un fondo barato rinde mejor a largo plazo que uno más caro. Cada euro que ahorras en comisiones es un euro que te ayudará a multiplicar tus fondos.
¿Cómo empezar a invertir?
Para empezar a invertir, el punto de partida se basa únicamente en la planificación y la educación financiera básica.
Paso 1: Calcula tu colchón.
Paso 2: Fija tus objetivos y tu horizonte de inversión.
Paso 3: Valora tu perfil de riesgo.
Paso 4: Escoge las herramientas: bróker, roboadvisor, banca online, etc.
Paso 5: Empieza con una pequeña cantidad y ve ajustando cada 6 o 12 meses.
¿Dónde puedo empezar a invertir?
Actualmente, hay muchas plataformas para dar el paso y empezar a invertir. Una de las más interesantes es Mintos, líder en préstamos peer-to-peer (P2P). Un tipo de inversión alternativa donde prestamos dinero a otras personas u organizaciones a cambio de un interés.
Además, Mintos te permite diversificar tu cartera de forma sencilla, pudiendo elegir entre cientos de préstamos de distintas actividades, plazos y riesgos. Contando con herramientas automáticas para reinvertir los pagos de intereses y aprovechar todas las ventajas del interés compuesto.
Ya no tienes excusa para retrasar más el momento de invertir. Tengas 50, 500 o 5.000 €, cuanto antes empieces, mejor para tu futuro y para tu poder adquisitivo. Si lo haces bien, verás cómo cada euro invertido se va multiplicando mientras tú sigues con tu vida.