¿Sabías que la diferencia entre la estabilidad económica y no llegar a fin de mes no siempre está en el nivel de ingresos? De hecho, muchas veces está más relacionado con los hábitos financieros que cultivamos en nuestra vida diaria. Como cualquier otra área de nuestra existencia, la gestión del dinero requiere disciplina, educación y un plan que nos permita tomar mejores decisiones.
El problema es que la mayoría de nosotros no aprendimos educación financiera en el colegio. Nadie nos explicó cómo elaborar un presupuesto, usar de forma responsable las tarjetas de crédito o prepararnos para la jubilación. Y sin embargo, todas estas cuestiones tienen un impacto directo en nuestra calidad de vida.
La buena noticia es que nunca es tarde para cambiar. Si te cuesta pagar las deudas, no consigues ahorrar o simplemente sientes que el dinero se te va de las manos sin saber cómo, puedes hacer algunos pequeños cambios en tu vida que te ayuden a disfrutar de una mayor estabilidad financiera.
¿Qué determina la calidad de vida?
La calidad de vida es un concepto que combina bienestar físico, emocional, social y financiero. No se trata solo de cuánto tenemos, sino de cómo lo administramos y de la manera en la que organizamos nuestro tiempo, nuestras relaciones y nuestros recursos.
Según estudios realizados por organismos internacionales como la OCDE, la calidad de vida se encuentra determinada por factores como los ingresos, la salud, la seguridad, el acceso a la educación y la vivienda. Mucho más ligada al control y al equilibrio que a la cantidad absoluta de dinero que ganamos.
Imagina que ganas 3.000 € al mes, pero vives endeudado con préstamos, sin tiempo para tus hijos y con problemas de estrés. ¿Podría decirse que tienes buena calidad de vida? Probablemente no.
Al contrario, una persona que gana 1.800 € al mes, pero sabe administrar su presupuesto, mantiene un ahorro constante, cuida su salud y disfruta de tiempo de ocio, puede sentirse mucho más satisfecha y tranquila.
¿Qué son los hábitos financieros?
Los hábitos financieros son esas acciones repetitivas que, casi sin darnos cuenta, van moldeando nuestra situación económica. En este sentido, aprender a controlar mejor los gastos o reservar una parte del salario para ahorrar nos ayudará a disfrutar de una situación más estable y a conseguir nuestras metas.
Algunos hábitos son positivos, como elaborar un presupuesto mensual, pagar las facturas a tiempo, evitar deudas innecesarias o invertir de manera inteligente. Sin embargo, otros son negativos y generan un efecto de bola de nieve. Por ejemplo, gastar más de lo que ganamos, abusar de las tarjetas de crédito, vivir sin un fondo de emergencia o no pensar en la jubilación.
La buena noticia es que podemos cambiarlo. Podemos desaprender aquellos hábitos más perjudiciales y reemplazarlos por otros más saludables. Como cualquier hábito, requieren repetición y constancia. Lo ideal es comenzar con pequeñas acciones concretas, como registrar nuestros gastos diarios en una app de control o transferir automáticamente un 10% del sueldo a una cuenta de ahorro. Con el tiempo, esas prácticas se volverán parte natural de nuestra rutina.
¿Cuáles son los conceptos básicos del mundo financiero?
Si queremos mejorar nuestra relación con el dinero, primero necesitamos entender algunos conceptos básicos sobre las finanzas personales.
- Presupuesto: es la estrategia que nos permite distribuir los ingresos entre gastos, ahorro e inversión. Sin un presupuesto marcado, nos moveremos sin un rumbo fijo.
- Ahorro: reservar parte de nuestro capital con un objetivo concreto, ya sea un depósito de emergencia, la compra de una casa o los estudios de nuestros hijos.
- Deudas: compromisos financieros adquiridos, como préstamos o tarjetas de crédito. No todas las deudas son malas, pero sí hay que saber valorarlas en función de la tasa de interés y de nuestra capacidad de pago.
- Inversión: colocar nuestro dinero en determinados proyectos o productos financieros con la expectativa de generar rendimientos. Puede ser desde Letras del Tesoro hasta bienes raíces.
- Educación financiera: el conocimiento que nos permite entender cómo funcionan la economía, el banco, las cuentas y productos que utilizamos en el día a día.
¿Qué es la regla 50/30/20 en finanzas?
Uno de los métodos más prácticos y conocidos para organizar nuestro presupuesto es la regla 50/30/20. Su éxito radica en que se trata de una fórmula sencilla, fácil de aplicar y adaptable a casi cualquier nivel de ingresos. Y, para ello, no hace falta ser experto en economía, basta con distribuir nuestro capital de la siguiente manera:
- 50%: se destina a los gastos fijos y necesarios. Aquí se incluyen el alquiler o la hipoteca de la casa, las facturas de luz, agua, gas e Internet, el transporte, la alimentación y cualquier otro gasto que resulte imprescindible para vivir.
- 30%: reservado para gastos personales y estilo de vida. Incluye ocio, ropa, viajes, suscripciones digitales o esa compra ocasional que nos damos como capricho.
- 20%: destinado al ahorro y a la inversión. La idea es crear un depósito de emergencia, contratar un plan de pensiones o incluso pequeñas inversiones que hagan crecer nuestro capital.
Por ejemplo, si tu prioridad es cerrar deudas, puedes reducir temporalmente el porcentaje destinado a ocio y asignarlo al pago de préstamos. En cambio, si tu objetivo financiero es ahorrar 10.000 € en cinco años para la entrada de una vivienda, puedes incrementar la proporción del ahorro para alcanzarla más rápido.
De esta forma, dejaremos de sentir que nuestras finanzas son caóticas y empezaremos a tener una estrategia clara, que nos brindará una mayor sensación de control, tranquilidad y bienestar en nuestra vida diaria.
¿Cuáles son los hábitos financieros de las personas de éxito?
Las personas exitosas comparten ciertos hábitos comunes que les permiten alcanzar sus objetivos, controlar mejor su dinero y disfrutar de una vida más relajada. Y, para ello, solamente se necesita disciplina, constancia y una mentalidad orientada al futuro.
1. Tener tus metas financieras claras
Las personas de éxito no gastan a ciegas. Saben exactamente cuánto entra y cuánto sale de sus cuentas cada mes. Utilizan los presupuestos no solo como un registro, sino como una herramienta de control para evitar gastos innecesarios. De este modo evitan caer en la improvisación.
2. Ahorrar de manera automática
El ahorro no es una opción, sino una obligación. Lo consideran un gasto fijo más, igual que pagar la luz o el alquiler. Por eso, utilizan transferencias automáticas hacia cuentas separadas o incluso hacia fondos de inversión, asegurando que una parte de sus ingresos siempre vaya destinada a construir su futuro, sin depender de la fuerza de voluntad del momento.
3. Evitar deudas innecesarias
No significa que nunca usen créditos, sino que los emplean con responsabilidad. Si utilizan tarjetas de crédito, las pagan en su totalidad cada mes para no generar intereses. Además, diferencian entre deudas buenas, como una hipoteca con un tipo de interés razonable que les permite adquirir una casa, y deudas malas, como financiar compras impulsivas que pierden valor con rapidez.
4. Invertir con criterio
Debido a la inflación, el dinero parado va perdiendo valor. Por eso, en lugar de guardarlo en el banco, estas personas buscan que sus recursos generen rendimientos. Invierten en fondos, acciones, inmuebles o negocios, pero siempre después de analizar las opciones, entender los riesgos y diversificar. No apuestan todo a una sola carta, sino que distribuyen sus inversiones en distintos productos.
5. Planear la jubilación
Un error habitual es pensar que la jubilación se prepara cuando ya estamos cerca de ella. Las personas de éxito piensan a largo plazo y entienden que la estabilidad en la vejez se va construyendo ya desde la juventud. Por eso, crean planes de pensiones o fondos de jubilación muy pronto, lo que les permite aprovechar el interés compuesto a lo largo de los años.
6. Formarse constantemente en educación financiera
Finalmente, algo que nunca descuidan es su educación financiera. Leen libros especializados, siguen a expertos, hacen cursos y mantienen el hábito de informarse. Saben que el sector financiero va cambiando, que los bancos lanzan nuevos productos y que el mercado evoluciona, por lo que prefieren tomar decisiones basadas en el conocimiento y no en rumores o recomendaciones poco confiables.
Invierte en Mintos: haz crecer tus ahorros y mejora tus economía familiar
Si ya llevamos un tiempo trabajando en nuestros hábitos financieros y hemos conseguido crear un colchón de seguridad, el siguiente paso es invertir para hacer crecer nuestros ahorros. En este sentido, una de las plataformas que más popularidad han ido ganando en Europa en los últimos años es Mintos, una plataforma de inversión en préstamos que permite a cualquier persona diversificar con facilidad y obtener beneficios muy interesantes.
A través de Mintos, podrás invertir en pequeños préstamos emitidos por entidades financieras de distintos países. De esta forma, obtenemos intereses que, dependiendo de las condiciones, pueden rondar entre un 8% y un 12% anual.
Además, no hace falta contar con una gran suma de dinero para empezar. Con apenas 50 € podemos abrir una cuenta y empezar a diversificar en diferentes productos.
Obviamente, como en cualquier inversión, existen riesgos, pero la plataforma ofrece herramientas de control como la opción de “buyback guarantee”, donde ciertos originadores de préstamos garantizan la recompra de los créditos en caso de retraso.