En el mundo de las finanzas, los bonos son un instrumento fundamental que proporciona a gobiernos, empresas y otro tipo de entidades obtener dinero para financiar sus operaciones, proyectos o necesidades.
Tradicionalmente, han sido responsables de financiar guerras, construir carreteras y sostener a gobiernos enteros. Y lo mejor de todo es que tú también puedes participar en este tipo de inversión.
Pero, ¿qué es exactamente un bono financiero? ¿Por qué tantas personas y organizaciones confían en este tipo de cupones? A continuación, te explicamos cuáles son sus principales características, cómo funcionan, qué tipos existen y qué ventajas e inconvenientes presentan.
¿Qué es un bono?
Un bono es, básicamente, un préstamo. Un contrato formal por el que un emisor, ya sea un gobierno, una empresa, un municipio o una agencia, puede obtener dinero de inversores a cambio de devolver esa cantidad en el futuro, a cambio de intereses. Esos intereses se conocen como cupones y suelen pagarse de manera periódica. Por ejemplo, de forma anual o semestral.
El valor nominal es el importe que el emisor se compromete a devolver al vencimiento. La fecha de vencimiento, por tanto, marca el momento en que finaliza el acuerdo y se realiza el reembolso al prestamista.
La principal diferencia con las acciones, es que no otorgan derechos sobre la propiedad de una empresa. Sin embargo, si dan prioridad frente a los accionistas en caso de quiebra. Es decir, los acreedores (titulares de bonos) cobran antes.
Curiosamente, los bonos tienen una doble naturaleza: pueden comprarse directamente al momento de su emisión o negociarse posteriormente en un mercado secundario. Es aquí precisamente donde entra en juego el precio de los bonos, que puede variar en función de la oferta y la demanda, las tasas de interés, la calificación crediticia del emisor, etc.
Características de los bonos financieros
Los bonos cuentan con una serie de particularidades que es importante tener claro antes de invertir, pues son las que determinan su valor, su riesgo y su rentabilidad.
Valor nominal y precio de emisión
El valor nominal del bono representa la cantidad que el inversor obtendrá al vencimiento. Es importante no confundirlo con el precio de compra en el mercado, que sí puede fluctuar en función de múltiples factores, como la oferta, la demanda o el contexto económico.
Por ejemplo, si compramos un bono por 950 € y al vencimiento nos devuelven 1.000 €, habremos ganado 50 €, además de los intereses cobrados periódicamente.
Fecha de vencimiento y duración
La fecha de vencimiento es crucial. Marca el momento en que el emisor devuelve el valor nominal del bono, pudiendo oscilar entre unos pocos meses o incluso 30 años. A mayor plazo, mayor suele ser el riesgo, pero también la recompensa.
Tasa de interés y pagos de intereses
El tipo de interés del bono, también llamado tasa de cupón, es lo que el emisor paga periódicamente al comprador por haberle prestado dinero. Se calcula como un porcentaje del valor nominal. Si un bono paga un 3% de renta fija anual sobre un valor nominal de 1.000 €, recibiremos 30 € al año.
Calificación crediticia
Las agencias de rating como Moody’s, S&P o Fitch emiten una calificación que mide la probabilidad de que el emisor incumpla sus pagos. Un bono AAA es seguro (aunque con menor rendimiento), mientras que uno con calificación BB+ o inferior se considera especulativo o “bono basura”.
¿Cómo funcionan los bonos?
Supongamos que el gobierno de un país necesita financiar una obra pública. En lugar de subir impuestos o pedir un crédito a un banco, emite letras del tesoro. Los prestamistas compran estos bonos y, de esta forma, proporcionan recursos al Estado, que se compromete a devolver el dinero más los intereses.
Un mecanismo que se repite con empresas, gobiernos y otras entidades. Pueden ser a renta fija, con cupones regulares, o de cupón cero, que no pagan intereses periódicos pero se compran a un precio inferior al valor nominal.
Eso sí, hay que tener en cuenta que los bonos son instrumentos negociables, lo que quiere decir que pueden comprarse y venderse antes del vencimiento. El precio al que se venden depende de la tasa de interés vigente. Si los tipos suben, el valor de los bonos existentes baja. Si los tipos bajan, los bonos se revalorizan.
¿Cuál es la rentabilidad de los bonos?
La rentabilidad de los bonos es uno de los factores más importantes que debemos analizar antes de invertir. A diferencia de otros activos, los bonos ofrecen un flujo de dinero más predecible, basado en el tipo de interés (o cupón) que se establece al momento de su emisión. Generalmente, este rendimiento se expresa como un porcentaje anual sobre el valor nominal.
Existen dos formas principales de medir la rentabilidad de un bono:
1. Rendimiento nominal: se trata simplemente del interés anual que paga el bono respecto a su valor nominal. Por ejemplo, si un bono de 1.000 € paga 50 € de renta fija anual, su rendimiento nominal será del 5%.
2. Rendimiento efectivo o rendimiento hasta el vencimiento (YTM, por sus siglas en inglés): tiene en cuenta no solo los pagos de interés, sino también la ganancia o pérdida que se obtendría si el bono se mantiene hasta su vencimiento. Por ejemplo, si compras un bono con descuento (por debajo de su valor nominal), tu beneficio efectivo será mayor que la tasa del cupón.
Pero también hay otros factores externos que influyen en la rentabilidad de los bonos, como los tipos de interés del mercado, la inflación, la calificación crediticia del emisor y la duración del mismo. En general, los bonos con mayor riesgo tienden a ofrecer un rendimiento más alto como compensación.
¿Qué tipos de bonos existen?
Los tipos de bonos se clasifican en función del emisor, vencimiento, tipo de interés o incluso su finalidad.
Bonos del Estado
Los bonos del Estado, también conocidos como letras del tesoro o títulos de deuda pública, son emitidos por los propios estados. En España, se emiten a través del Tesoro Público, y suelen clasificarse según su fecha de vencimiento:
- Letras: hasta 18 meses.
- Bonos del Estado: de 2 a 5 años.
- Obligaciones del Estado: más de 5 años.
En el Reino Unido, se denominan gilts y en Estados Unidos, Treasuries.
Se consideran inversiones de bajo riesgo, especialmente en países desarrollados. Pero eso también significa que sus tipos de interés suelen ser más bajos.
Bonos corporativos
Los bonos corporativos los emite una empresa privada para financiar su expansión, operaciones o refinanciar deudas. Este tipo de bonos suelen ser más arriesgados, ya que la salud financiera de una empresa puede ser menos predecible que la de un Estado. Pero también es posible obtener un beneficio mucho más elevado.
Bonos municipales
La emisión de este tipo de bonos es realizada por Ayuntamientos para financiar infraestructuras locales como hospitales o escuelas. Se consideran seguros y en algunos países, como Estados Unidos, pueden tener bonificaciones fiscales.
En España, aunque no son tan comunes como los estatales, también existen y suelen estar dirigidos a proyectos públicos específicos.
Bonos de agencias gubernamentales
Son títulos de deuda de países como Estados Unidos, donde entidades como Fannie Mae o Freddie Mac emiten bonos respaldados, en muchos casos, por el gobierno federal. Aunque no todos los bonos de agencia tienen garantía explícita, muchos son percibidos como seguros por los inversores.
Ventajas de los bonos
Los bonos son una de las inversiones más populares dentro del mundo financiero, especialmente para aquellos que buscan seguridad y estabilidad en su portafolio. Aunque no son tan conocidos como las acciones entre los inversionistas novatos, ofrecen una serie de ventajas que los convierten en una excelente opción para diversificar y proteger nuestro capital.
Ingresos fijos predecibles
Una de las principales ventajas de los bonos es que proporcionan un flujo constante de ingresos. A diferencia de las acciones, que pueden o no pagar dividendos, los bonos ofrecen pagos de intereses (llamados cupones) a la fecha de vencimiento. De esta forma, los inversores pueden planificar mejor sus finanzas. Especialmente interesante para personas que buscan estabilidad financiera o para quienes desean complementar su pensión.
Menor riesgo que las acciones
En términos generales, los títulos de deuda tienden a ser menos volátiles que las acciones. Esto se debe a que, al comprar un bono, el inversionista está prestando dinero al emisor (ya sea un gobierno o una empresa) y no adquiriendo participación en la propiedad del negocio.
En caso de que la empresa quiebre, los tenedores de bonos tienen prioridad sobre los accionistas comunes para recibir pagos durante la compra venta de activos, lo que convierte a los bonos en una opción más conservadora frente a los altibajos del mercado accionario.
Diversificación
Agregar bonos a una cartera de inversión permite una mayor diversificación. Los bonos y las acciones suelen comportarse de manera diferente ante las fluctuaciones del mercado. Por ejemplo, los bonos pueden subir de valor cuando las acciones bajan, y viceversa. Una relación que puede ayudar a suavizar el rendimiento total del portafolio y a reducir el impacto de la volatilidad.
Beneficios fiscales
En varios países, hay determinados bonos que pueden estar exentos de impuestos sobre los intereses generados, lo que puede traducirse en un rendimiento neto mayor en comparación con otras inversiones sujetas a tributación, siendo especialmente atractivo para personas en tramos fiscales altos.
Seguridad en tiempos de incertidumbre
Durante periodos de crisis económica, conflictos o volatilidad bursátil, los inversores tienden a buscar activos considerados “refugio seguro”. En este sentido, las letras del tesoro, especialmente las de países con alta calificación crediticia, son vistas como una opción sólida para proteger el valor del dinero.
Riesgos de los bonos
Aunque los bonos son uno de los instrumentos de inversión más seguros, también conllevan ciertos riesgos que todo inversor debe entender antes de incluirlos en su estrategia financiera.
Riesgo de crédito
Si una empresa o incluso un gobierno cae en default (incumplimiento), los inversores pueden perder parte o la totalidad de su inversión. Un riesgo especialmente elevado en bonos de alto rendimiento o “bonos basura”, que ofrecen tasas atractivas precisamente por el mayor riesgo que conllevan. Para reducir este riesgo, es fundamental revisar la calificación crediticia del emisor, otorgada por agencias especializadas como Moody’s, Fitch o Standard & Poor’s. Cuanto más alta sea la calificación (por ejemplo, AAA o AA), menor será el riesgo percibido.
Riesgo de tipo de interés
Los precios de los bonos están inversamente relacionados con las tasas de interés. Cuando las tasas suben, el valor de mercado de los bonos existentes (con cupones más bajos) tiende a caer, ya que los nuevos bonos ofrecen rendimientos más atractivos. Lo que puede resultar negativo si el inversor necesita vender su bono antes del vencimiento, incurriendo en una pérdida de capital.
Riesgo de inflación
Si la inflación supera el tipo de interés del bono, el rendimiento real puede ser negativo. Por ejemplo, si la inflación está en 5%, un bono que paga un 3% anual no es rentable, ya que el capital pierde valor con el tiempo. Un riesgo aún mayor en bonos de largo plazo con tasas fijas.
Riesgo de reinversión
Este riesgo se presenta cuando las tasas de interés se reducen y los inversores deben reinvertir los pagos de intereses o el dinero recibido a tasas menores, reduciendo significativamente el rendimiento total de la inversión. Afecta sobre todo a bonos con cupones elevados en entornos de tasas decrecientes.
Riesgo de liquidez
No todos los bonos tienen una alta demanda en el mercado secundario. Algunos, especialmente los bonos corporativos de empresas pequeñas o gobiernos locales, pueden ser difíciles de vender. En estos casos, puede que tengamos que aceptar un precio inferior al valor de mercado o puede que incluso no encontremos comprador.
Precio de los bonos y tasas de interés
Para invertir con éxito, es fundamental comprender la relación entre el precio de los bonos y las tasas de interés.
Relación inversa
Cuando las tasas de interés suben, el precio de los bonos existentes baja. Y cuando las tasas bajan, el precio de los bonos sube. Esto ocurre porque los nuevos bonos emitidos reflejan las tasas actuales y si estas son más altas que las tasas de los bonos antiguos, lo normal es que los inversores prefieran los nuevos, haciendo que los bonos antiguos pierdan valor en el mercado secundario.
Duración del bono
La duración es una medida de sensibilidad del precio de un bono ante cambios en las tasas de interés. Cuanto mayor sea la duración, mayor será el impacto de una variación en las tasas. Por eso, en entornos de tasas crecientes, muchos inversores optan por bonos de corta duración para protegerse.
Curva de rendimiento
La curva de rendimiento muestra las tasas de interés de los bonos de un mismo emisor (por ejemplo, bonos de deuda pública) según su vencimiento. Una curva normal indica tasas más altas para bonos con una fecha de vencimiento mayor, pero cuando se invierte, puede ser señal de una posible recesión.
¿Con cuánto dinero se puede empezar a invertir en bonos?
Una de las grandes ventajas del mundo actual es que ya no es necesario contar con grandes recursos para empezar a invertir.
Por ejemplo, en el caso de los bonos, algunos emisores permiten comprar fracciones o bonos con valores nominales bajos, desde 100 € o incluso menos.
No obstante, en mercados más tradicionales, como los bonos del Estado o corporativos emitidos en bolsa, el mínimo puede rondar los 1.000 o los 10.000 € por cupón, lo que requiere de una mayor inversión inicial.
En cualquier caso, no importa si tu capital inicial es modesto, lo importante es invertir con constancia y de forma inteligente. Además, con el tiempo podrás ir aumentando tus aportaciones y construir una cartera sólida que se adapte a tus objetivos financieros y a tu perfil de riesgo.
Invierte en Mintos: diversifica y reduce el riesgo
Después de conocer las ventajas, riesgos y dinámicas del mercado de bonos tradicionales, es el momento de invertir en préstamos a través de plataformas como Mintos. Una plataforma peer-to-peer (P2P) que conecta a inversores con organismos que necesitan préstamos en todo el mundo. En lugar de comprar bonos corporativos o del estado, invertirás directamente en créditos personales, empresariales, hipotecarios o de automóviles emitidos por instituciones financieras no bancarias.
1. Interesantes beneficios
Mientras que los bonos tradicionales de bajo riesgo ofrecen rendimientos de entre el 2% y 5% anual (dependiendo del emisor y de la fecha de vencimiento), Mintos ofrece retornos anuales promedio entre el 8% y el 12%, con posibilidad de diversificar en decenas de países y tipos de préstamos.
2. Protección mediante recompra (Buyback Guarantee)
Muchos créditos vienen con garantía de recompra, lo que quiere decir que si el prestatario no paga durante más de 60 días, el solicitante del préstamo se compromete a comprarlo de vuelta y a devolverte el capital más los intereses acumulados. Aunque no elimina todo el riesgo, esta característica ofrece una capa de seguridad adicional .
3. Alta diversificación
Con Mintos puedes repartir tu inversión entre cientos o miles de créditos diferentes, reduciendo así el impacto de un posible impago. Además, puedes elegir préstamos en función del país, plazo, tipo de interés y calificación de riesgo.
4. Flexibilidad total
Puedes invertir desde tan solo 10 € por crédito, configurar estrategias automatizadas o usar estrategias predefinidas (conservadora, equilibrada o dinámica). Además, si necesitas liquidez, puedes vender tus inversiones en el mercado secundario.
5. Transparencia y control
Mintos te proporciona datos detallados de cada préstamo y de cada solicitante, permitiéndote tomar decisiones más informadas. Pero también podrás revisar la calificación de cada originador y consultar los estados financieros de cada uno de ellos.